Regálame tu cadáver

por Maldito enfermo Mar Ene 08, 2013 1:27 pm

Regálame tu cadáver

Mientras tu fantasma
se desintegra en la eternidad
las olas mordaces
confeccionaran
luces mágicas
encima de las letras
que apenas se alcanzan a leer
en la lapida donde descansa
tu cadáver de mujer funesta.

Regálame tu cadáver
yo le voy a tratar bien
entrégame su dolor de muerte,
regálame los labios
que se quedaron con palabras
las espere escuchar
tantas veces,
no las pudiste ni quisiste
pronunciar
quizas fue por orgullo
quizas fue por vanidad
nunca las dijiste.

Regálame tu cadáver
voy a tratarle bien,
entrégame su ausencia espiritual,
regálame su vagina
que tantas veces me hizo
eyacular,
la mantendré húmeda
con mi esperma.

Regálame tu cadáver
que sin el
no sobreviviré,
déjame cuidarlo,
ver como se descompone.

Regáleme sus senos
esas divinas voluptuosidades
con las que habré de amamantarme
durante la corta vida
que pienso tener a partir de ahora.

Obséquiame sus ojos
que por igual me humillaban
con indiferencia,
al borde de la locura
siempre estuve
cuando no pude llamar su atención.

Regálame el ano
esa carne prostituida
que mi pene estimulo
enclavado como gusano.

Regálame los huesos
del cadáver donde
estuvo tu espíritu,
regálame las uñas podridas,
el cabello deteriorado,
las piernas agrietadas,
sus costillas y tórax,
todas las partes defectuosas
que ahora reposan en un ataúd.

Mientras tu fantasma
se traslada al purgatorio
desmadejado por la culpa,
ondas de arena
mecánicamente inducidas
diseminaran polen
podrían así existir
encima de tu tumba
hermosas flores.

Mientras las sombras
intentan seducir a tu fantasma
me hinque en la tierra húmeda,
derrame tantas lagrimas
en la que ahora es tu triste lapida.

Putrefacción
evidenciada por la luz del sol,
hembra suicida
tan enigmática
como lo es la misma muerte,
te enterraron en el melancólico panteón
donde la putrefacción
es cuidadosamente untada
en una demostración de amor.

Déjame
morder la piel
en tu cadáver,
iniciar un comportamiento inelegante
masturbarme con su desnudez
hasta eyacular frenéticamente.

Tengo el placer de estar
junto a tu esqueleto
en este rincón del cementerio
donde se percibe
la tristeza de otros muertos.

Deambulando en sueños,
se ajusta mi memoria
al escuchar la oración que te invoca,
el rito y las ceremonias
extrañas pasiones
por las cuales mis heridas
se tornan más dolorosas.

Por eso deambulo
sonámbulo tanto como nocturno
porque en tu ausencia
como un cuervo surgiendo en la penumbra
recorrí el sendero del sufrimiento fúnebre
en la más triste y angustiosa excitación.

Déjame sentirte ausente,
abolir cualquier brote de peste
tergiversar equidistantes raciocinios
antes de que la piel se enmohece
antes de que las entrañas embelesadas
codicien el fuego infernal.

En tu silencio
las sombras comienzan
a hablar por ellas mismas,
emiten su propia melodía
para estruendar el ritual
consiguiente en clave del funeral
al que asistimos
con deseos, temores y expectativas.

Una vez que la visión de la muerte
pudo encontrarte,
cuando los residuos orgánicos
emancipen tu cadáver,
cuando se abstraiga a tu espíritu
hacia el núcleo galáctico
dentro del círculo sagrado del tiempo
y ya seas consciencia cósmica.

Entonces
será momento de recitarte
todos los sofismas
que en mi creaste
cuando aun te movías
sera momento de inseminar ese esqueleto
con lo que aun tengo de vida,
besarlo,
acariciarlo,
abrazar su triste agonía.

Maldito enfermo